Blog

. : PLAN ARQUITECTO : . / Entrevistas  / Entrevista Dr. Fabricio Yépez

Entrevista Dr. Fabricio Yépez

Vicedecano de Ingenierí­as de la Universidad San Francisco de Quito y Especialista en Gestión de Riesgo de Desastres de la OIT/ONU, Italia. Posee dos maestrí­as y un Doctorado en ingenierí­a civil por Barcelona Tech y la University of Calgary de Canadá. Su experiencia se relaciona con el diseño, la construcción, la evaluación sísmica y el reforzamiento de infraestructuras en varios paí­ses.

A lo largo de su carrera profesional, el Dr. Fabricio Yépez ha centrado sus investigaciones en el análisis y el estudio de la vulnerabilidad y el riesgo sí­smico, hormigones especiales y comportamiento sísmico de suelos y estructuras. Es Co-Autor de la Norma Ecuatoriana de la Construcción y, actualmente, también es consultor de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, así­ como de gobiernos extranjeros.

¿Cómo se define a si mismo?

Me defino como un académico apasionado. Como un investigador y profesional preocupado por la calidad de las infraestructuras, en busca de obtener diseños y construcciones eficientes, seguras y útiles para la sociedad.

¿Cuándo y cómo se dio cuenta que la ingenierí­a era su vocación?

Desde el bachillerato. Siempre me gustaron las matemáticas y la fí­sica, y eso abre las puertas a las ingenierí­as. Al inicio no sabí­a hacia donde orientarme. Fui a la mejor universidad del paí­s en aquel momento, la EPN de los años 80. Escogí­ ingenierí­a civil y no me arrepiento en absoluto. De hecho, me gusta mucho más ahora que cuando la empecé a estudiar.

Cuénteme de sus maestros, ¿tuvo alguna influencia en particular?

He tomado lo mejor de los mejores para intentar replicarlo en mi actividad docente. Recuerdo mucho a una profesora que tuve en Canadá, la Dra. Julie Rowney, y a un profesor español que tuve en Barcelona, el Dr. Alex Barbat. Ambos tuvieron una gran influencia en mi desarrollo profesional. Me inculcaron la pasión hacia la formación de las nuevas generaciones. Me hicieron sentir que cuando uno ha llegado a cierto nivel de conocimiento, existe un compromiso en legar dicho conocimiento.

¿Cómo inició en la docencia?

En Ecuador, iniciarse en la docencia universitaria ha sido bien complejo. Cuando regresé a finales de los 90, el sistema académico era muy cerrado y las posibilidades para vincularse eran escasas. Había cierta resistencia a las nuevas generaciones de profesionales y no se impulsaba la modernización de las mallas curriculares.

Sin embargo, gracias a la financiación del BID pude integrarme a la universidad a través de algunos proyectos de investigación. Al inicio fue únicamente a tiempo parcial, compaginando mis trabajos de investigación con mi labor en el sector privado. Pero finalmente, cuando creía que ya no podría dedicarme a la docencia, recibí­ una llamada de la Universidad de San Francisco, y desde entonces ya han pasado 11 años.

¿Cuál es el principal mensaje que transmite a sus alumnos el primer dí­a?

Les digo que yo no voy a enseñarles, sino que la idea es que ellos aprendan. Tomando el ejemplo de mis mejores maestros y olvidándome del resto, me comprometo a dar lo mejor de mi mismo y a impartir el curso como a mi me hubiera gustado en mi época universitaria.

Cuéntenos su mejor recuerdo en las aulas.

Entre las actividades del día, las mejores horas son en las aulas. Es cuando uno se olvida un poco de la vida cotidiana, de los problemas profesionales o entre académicos, o de los problemas entre universidades o del paí­s en general. Me olvido de eso e intento pensar como joven universitario. Ponerme en sus zapatos e intentar avanzar y mejorar con ellos. ¡Son las mejores horas del dí­a y las que más disfruto personalmente! ¡Si un dí­a me dicen que ya no debo dedicarme a la docencia, no lo voy a pasar bien!

Particularmente, me encanta impartir el curso de «Diseños y Construcciones Sismo resistentes». Le pongo toda mi experiencia personal y profesional e intento enriquecer el curso con mis vivencias. Me apasiona.

Terremotos… La pregunta de siempre ¿Se pueden prever?

No se pueden prever los terremotos, pero se pueden prever sus efectos. Actualmente, no es posible predecir cuando y donde ocurrirán los terremotos, ni con que magnitud e intensidad, pero podemos determinar las probabilidades en un sitio en particular entre un cierto margen de tiempo. A esto le conocemos como los estudios de peligro sísmico.

En este punto, considero que lo que más se requiere es «Gestión» sobre los riesgos asociados a los terremotos. Existen muchos paí­ses en el mundo que han trabajo sobre la prevención y la gestión post-evento y han logrado reducir ví­ctimas, heridos y daños. Es algo mandatorio que tenemos que hacer. Actualmente, en el Ecuador no existe una Ley de Gestión de Riesgos y por ahora es el buen hacer de las instituciones y las personas.

¿Existe relación entre actividad sí­smica y actividad volcánica?

Resulta que esta respuesta, que ahora es sí­, hace años no se aceptaba entre los investigadores. Ahora sabemos que actividad volcánica genera actividad sísmica y viceversa. Esto ha sido un cambio de paradigma. En Ecuador, con los últimos eventos del Cotopaxi, el Tungurahua y el Pichincha hemos podido demostrar esta relación. Evidentemente, los terremotos que tienen origen en actividad volcánica tienen una magnitud limitada, por lo que no se espera que las infraestructuras y las personas sufran daño por dicho evento, sino más bien por los efectos propios de la amenaza volcánica como los materiales piroclásticos.

¿Por qué se producen y cómo se propagan los terremotos?

Los terremotos se producen en zonas fuente, es decir, en discontinuidades de la corteza terrestre conocidas como fallas. Esta capa es muy delgada y débil, se fractura y sufre fisuras según los movimientos sísmicos. Es en estos puntos de presión donde se desencadenan estas fuerzas y se generan los terremotos. Sus efectos se propagan a través de ondas que impactan y hacer vibrar las infraestructuras.

¿Cómo afectan los terremotos a las edificaciones?

En cuanto a la afectación de las edificaciones, el diseño y el cálculo de las estructuras obedecen a un escenario conocido como sismo de diseño. Es decir, se diseña y se calcula según un tamaño de terremoto considerado en la norma de construcción, de modo que si este sucede, ciertas estructuras esenciales no colapsen. Sin embargo, esto no garantiza que no pueda suceder un evento superior al nivel del diseño que pueda provocar mayores daños.

Las ondas del terremoto que llegan bajo las estructuras provocan que estas vibren y se muevan de una forma que no es muy amistosa para su comportamiento. Las estructuras típicamente soportan pesos y cargas verticales, mientras que las ondas sísmicas provocan movimientos laterales. Esta es la dificultad del diseño. No podemos evitar los daños, pero podemos evitar que las edificaciones colapsen, permitiendo salvar vidas y la posibilidad de recuperar o reconstruir las infraestructuras afectadas.

Respecto al sismo de diseño ¿Hablamos de una magnitud en particular?

Más bien estamos hablando de una intensidad en particular. De acuerdo a un mapa sísmico, la norma dice: si vas a diseñar y construir en la ciudad «X», la intensidad del sismo esperado sería «Y». ¿Cómo medimos esa intensidad? A través de la aceleración, la magnitud y la profundidad, entre otros parámetros.

En este sentido, la magnitud del terremoto puede provocar diferentes intensidades. Es decir, si por ejemplo sucede un terremoto de magnitud 8,0 en la escala Richter, pero está lejos o a mucha profundidad, no debería preocuparme puesto que su intensidad sería relativa. Pero ese mismo terremoto, cerca o en superficie, sí­ poseería una gran intensidad.

Los que hacemos diseño y cálculo sismo resistente nos preocupamos más por el valor de dicha intensidad en el sitio que del propio tamaño o magnitud del terremoto.

¿Cómo se comportan las estructuras frente a esos impactos?

Las ondas sí­smicas que impactan contra las infraestructuras son energí­a, y esta energí­a tiene que disiparse. Normalmente, las estructuras vibran y disipan dicha energí­a generando deformaciones. Pero cuando esta energí­a es excesiva y los materiales salen de su rango elástico, pueden provocarse daños permanentes o incluso el colapso comprometiendo la estabilidad de la estructura.

Un diseño o construcción sismorresistente busca que, aún cuando la energí­a sí­smica sea grande, estas deformaciones sean controladas o se encuentren bajo ciertos lí­mites, de manera que podamos sobrevivir a dicho evento. Cuando diseñamos y construimos sin tomar en cuenta las normas de construcción y las buenas prácticas, las deformaciones se producen de forma incontrolada en sitios inadecuados, lo que provoca el colapso, severos daños y pérdidas humanas.

¡Estimad@ lector! ¡Próximamente publicaremos la segunda parte de esta valiosa entrevista en la que entraremos a fondo en la Norma Ecuatoriana de la Construcción!

¡Les dejamos este pequeño video como adelanto!

¡Esperemos que te haya gustado! ¿Que te ha parecido? ¡Déjanos tu comentario!

¡Si deseas conocer más sobre el mundo de la arquitectura y la construcción, te invitamos a suscribirte!

¡Gracias!

3 Comments

  • Holger Muñoz

    05/12/2018 22:31
    Responder

    Excelente entrevista.,. felicitaciones

  • Francisco Ávila Paredes

    04/01/2019 03:15
    Responder

    La investigación y el conocimiento aportan a la reducción del riesgo de desastres y el Ecuador requiere de los aportes de estos investigadores. Porque gestionar el riesgo de desastres es: Informarse, Aprender y Actuar correctamente. Felicitaciones por la entrevista, que muestra que el Ecuador avanza en la prevención.

  • CARLOS EDUARDO SANCHEZ

    11/05/2019 12:21
    Responder

    ES MUY IMPORTANTE REGULAR EN LOS MUNICIPIOS QUE SE NOMBREN TÉCNICOS EN LOS DEPARTAMENTOS DE CONTROLES DE EDIFICACIONES, CAPACES DE PREVENIR LOS ERRORES TÉCNICOS EN LOS PROCESOS CONSTRUCTIVAS

Post a Comment